tarjeta 1 - Rueda de la fortuna
La Rueda de la Fortuna es una de las cartas más simbólicas dentro de la baraja, llena de símbolos que cada uno tiene su propio significado. En el centro de la carta, se encuentra una rueda gigante, protegida con símbolos esotéricos. Hay criaturas extraordinarias que rodean la rueda; el ángel, el águila, el toro y el león. Están relacionados con 4 síntomas fijos dentro del zodíaco: leo, tauro, escorpio y acuario. Estos cuatro animales también son representantes de los 4 evangelistas en las tradiciones cristianas, lo que quizás sea la causa de que todos estén adornados con alas.
Los libros que sostienen cada una de las criaturas representan la Torá que comunica conciencia y autocomprensión. La serpiente muestra el acto de descender al mundo de la tela. En la rueda misma, monta una esfinge que se sienta en el pináculo, y lo que parece ser un demonio, o el mismo Anubis, flotando en la parte inferior. Estas dos figuras egipcias son consultoras tanto del conocimiento de los dioses y reyes (en el caso de la esfinge) como del inframundo (Anubis). Giran eternamente, en un ciclo, y sugiere que cuando uno sube, el otro baja.
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tarjeta 2 - Demonio
Esta carta representa al Diablo representado en su forma de sátiro más conocida, de lo contrario conocido como Baphomet. Además de ser mitad cabra y mitad hombre, el diablo tiene alas de murciélago y un pentagrama invertido en la frente. Está de pie sobre un pedestal, al que están encadenados un hombre y una mujer desnudos, como para exponer que tiene dominio sobre ellos.
Tanto el hombre como la dama tienen cuernos, como para revelar que cuanto más tiempo pasan con el Diablo, menos humanos se vuelven. Las cadenas hacen que parezca que Satanás los ha tomado cautivos. El hombre tiene una llama en la cola, mientras que la niña tiene un plato de uvas en la cola, lo que simboliza su dependencia de la electricidad y las cosas buenas de la vida, respectivamente.
Mirando de cerca, tanto la persona como la mujer no parecen felices. Se les ha quitado el poder de su persona, dejándolos descubiertos y avergonzados en su desnudez.
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